Foto de portada: Acción en residencia llamando a la huelga
Estamos a pocos días del 25N, Día Internacional contra las Violencias Machistas. Y este año, además de las concentraciones y manifestaciones que deseamos multitudinarias en todo el país, tenemos la atención puesta en la convocatoria de Huelga General Feminista en Euskadi para el 30N. La Huelga General Feminista del 30N no es solo una manifestación, es un llamado a la transformación radical. Es un recordatorio de que el cuidado es un asunto de responsabilidad colectiva y que un sistema público y comunitario de cuidados es esencial para una sociedad más equitativa y un sistema económico más justo. Esta huelga es un paso audaz hacia un futuro en el que el cuidado se coloque en un lugar central, y no haya vuelta atrás. La lucha está en marcha, y la sociedad vasca está respondiendo al llamado del 30N.
Desde AKAFEM hemos querido conocer más sobre los antecedentes, la organización y los objetivos de esta Huelga cuya difusión no cuenta con las complicidades de los medios de comunicación hegemónicos, ¡oh! sorpresa. Así que para explicaros todos los detalles hemos preguntado a Amaia Zubieta, que forma parte de la coordinadora de Denon Bizitza Erdigunean, a Maddi Isasi Azkarraga, secretaria de feminismos del sindicato LAB y a Nahia Fernandez, del Área de políticas de género del sindicato ELA, quienes han compartido sus demandas y expectativas con nosotras, a pocos días de una Huelga que promete ser histórica y que ojalá sea decisiva para el avance en sus reivindicaciones.
Como podéis imaginar una Huelga General y Feminista de todo Euskal Herria no se organiza en una tarde de bohemia sino que es fruto de un trabajo meticuloso e intenso del movimiento feminista vasco y con el apoyo de los principales sindicatos de Euskal Herria. Son muchas cabezas juntas alrededor del fuego, como decía la uruguaya Simone Seija en aquellas palabras que son ímpetu. «Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor de un fuego, nacen fuerzas, crecen magias, arden brasas que gozan, festejan, curan, recomponen, inventan, crean, unen, desunen, entierran, dan vidas, rezongan, se conduelen«. Pues bien, cuando se juntan esas cabezas feministas también organizan huelgas.
Maddi Isasi (LAB) remonta a la pandemia para marcar el momento en el que la reflexión alrededor de los trabajos de cuidado vive un punto de inflexión. «En la pandemia se visibilizan los trabajos de cuidados como esenciales y se dan debates de manera transversal sobre la crisis de cuidados«. Una crisis monumental que no era nueva pero que en este período crítico se expuso con todas las deficiencias del sistema, a la vez que cataliza un movimiento que va a trabajar para conseguir los cambios necesarios. Porque superar esa crisis, reconocer, redistribuir y reducir la carga del cuidado que recae de manera desproporcionada sobre los hombros de las mujeres es condición sine qua non para que tengamos igualdad de oportunidades en el ámbito laboral, al propio tiempo, al derecho al autocuidado, a la salud, a la vida. Ya no vivimos confinadas, ni abren los informativos con los efectos de la pandemia, pero la crisis de cuidados continúa.
Isasi relata cómo el movimiento feminista de Euskal Herria, reaccionó con rapidez ante la crisis emergente, planteando un proceso para abordar situaciones urgentes y repensar el modelo de gestión de los cuidados. En sus palabras, “Estamos pidiendo cambiar el modelo de cómo se gestiona de manera precaria y privatizada los cuidados y cambiar el rumbo que tienen instituciones y empresas privadas». Esta declaración refleja el deseo de un cambio radical, en el modelo de provisión de los cuidados pero también en cómo la perciben las instituciones. Amaia Zubieta, desde la coordinadora, añade otra capa a esta narrativa. Zubieta recuerda las huelgas feministas de 2018 y 2019, que ya habían puesto el foco en los cuidados. Sin embargo, señala que «aparte de eso, no se pusieron en marcha medidas concretas para que cambiase la situación». La pandemia, por tanto, actuó como un catalizador que llevó al movimiento feminista de Euskal Herria a intensificar su trabajo y a elaborar un documento con propuestas concretas.
La colaboración entre los distintos colectivos y sindicatos ha sido fundamental para dar forma a esta huelga. Nahia Fernandez, destaca la participación de su organización desde el inicio del proceso. «El resultado de numerosas reuniones, asambleas, debates… fueron una serie de reivindicaciones las cuales son el objeto de esta huelga feminista general». La implicación de ELA, con cerca de 10.000 representantes sindicales en Hego Euskal Herria, ha sido crucial para socializar las reivindicaciones de la huelga y garantizar su éxito.
Del conflicto capital-trabajo, al conflicto capital-vida
En las diferentes conversaciones que hemos mantenido vemos claro que una de las claves del éxito es avanzar en la coordinación entre sectores como lo es el sindical para esta huelga. Avanzar en la participación de las mujeres, su representación en lugares de decisión, formación feminista y en definitiva, tener el compromiso de repensar el sindicalismo desde una perspectiva feminista. Desde LAB, Maddi Isasi explicaba que “a pesar de que en sectores como la industria todavía prevalece una fuerte masculinización, consideramos que el cambio es esencial. Ahora, nuestra mirada no se limita solo al conflicto capital-trabajo, sino que se expande hacia el conflicto capital-vida, es decir, cómo entendemos el trabajo más allá del empleo tradicional y cómo llegamos a diferentes sectores de la clase trabajadora. Esto implica ampliar las estrategias y enfoques del sindicalismo”, de hecho, en los últimos años, gran parte de la movilización sindical en EH se ha producido en sectores fuertemente feminizados.
No queremos romantizar las explicaciones y sabemos la dificultad que supone conseguir un nuevo sindicalismo feminista pero solo escuchar que la senda por recorrer está iniciada nos ha inspirado mucho. Lo decimos como gallega y catalana que somos, muy lejanas a experiencias como las que hemos escuchado, acostumbradas a que las demandas de los sectores feminizados sigan siendo secundarias para los sindicatos mayoritarios a la hora de negociar nuevos convenios, movilizar para conseguir mejoras o simplemente para visibilizar las precariedades complejas que sufren las mujeres en trabajos de cuidados que no solo son económicas sino de falta de reconocimiento, de condiciones laborales inestables cuando no inseguras, con pocos descansos, enfermedades laborales no reconocidas…
El proceso de gestación de la huelga ha sido inclusivo y colaborativo. «Nunca se ha hecho una huelga feminista general, sabemos organizar huelgas feministas y huelgas generales, ahora estamos aprendiendo todas y todos de este proceso«, subraya Zubieta. La coordinadora, encargada de dinamizar y coordinar las asambleas territoriales, ha sido un ente vital en este proceso, reuniendo a colectivos feministas y sindicatos en un esfuerzo común. Esta colaboración ha sido esencial, como destaca la activista, «consideramos imprescindible la implicación de los sindicatos y de otros movimientos sociales para que esta huelga pueda ser un éxito». La unión de fuerzas y la participación activa de diversos grupos ha dado forma a una huelga que no solo busca ser una acción puntual, sino un punto de inflexión hacia un cambio sistémico en la forma en que se gestionan y valoran los cuidados en Euskal Herria. Y es que estamos hablando probablemente del cambio más revolucionario que se puede plantear en las sociedades occidentales, que es organizar socialmente los cuidados de otra manera y sacarlos de la invisibilidad a la vez que los distribuimos mejor, también en el interior de las familias. Sacar los cuidados del ámbito privado para convertirlos en una responsabilidad pública a la vez que abordamos un mercado laboral precario que tiene un impacto negativo en la vida de las cuidadoras, mayoritariamente mujeres. Cambiarlo todo con respecto a los cuidados, la cuestión es cómo.
Un cambio de modelo en profundidad pero también medidas de urgencia como erradicar el régimen de internas, hacer accesible el empadronamiento para todas las trabajadoras y derogar la ley de extranjería
Ante la cuestión de cómo cambiarlo todo las compañeras que organizan la huelga lo tienen claro. La lucha es para que todas las personas tengan derecho a ser cuidadas en buenas condiciones, independientemente de sus ingresos. El envejecimiento de la población y las necesidades de cuidado no son ni deben ser una oportunidad de negocio para el sector privado. Así que todo empieza por desmercantilizar un sector del que dependen nuestras vidas, desprivatizar los servicios ya existentes y generar nuevos para ofrecer una cobertura pública universal. Pero atención, todo ello no puede ser a costa de los derechos de quien cuida y eso esta huelga lo lleva en el centro de su reivindicación cuando hablan de “un cambio de modelo en profundidad pero también medidas de urgencia como erradicar el régimen de internas, hacer accesible el empadronamiento para todas las trabajadoras que vienen a trabajar en cuidados desde diferentes orígenes, derogar la ley de extranjería, acabar con la privatización de los cuidados, revisión y mejora de las condiciones laborales del sector de cuidados”. (Maddi Isasi – LAB) .
Pero lo que sin duda más se repite es la apuesta para lograr un Sistema de Cuidados Público-Comunitario. Ese es el horizonte: construir un sistema, y no un conjunto inconexo de servicios y normas, que garantice el derecho a cuidar y a ser cuidadas en condiciones óptimas. Un sistema integral que ponga a la persona en el centro, que asegure la responsabilidad pública del cuidado pero que no descuide la importancia de la comunidad en su rol cuidador, garante y activo en la defensa del derecho al cuidado. Un sistema que reconoce la ciudad como un agente clave, tanto en la provisión de servicios importantísimos como el Servicio de Atención Domiciliaria como en su propio diseño urbano, que debe ser facilitador del cuidado. Desde la mirada municipalista que nos caracteriza hay que avanzar hacia “La ciudad que te cuida, te deja cuidarte, te permite cuidar de otras personas y cuida del entorno” como tan bien expresan las compañeras del Col·lectiu Punt 6.
Amaia Zubieta aporta que «El sistema público debería garantizar el derecho universal al cuidado a lo largo de la vida, desde el nacimiento hasta el final». Destaca la necesidad de pensar en cómo organizar esos cuidados, no solo durante las últimas etapas de la vida, sino como una responsabilidad compartida y contínua. Su mención de opciones como microresidencias y co-housing refleja una búsqueda de alternativas más humanas y personalizadas al cuidado, frente a las macrorresidencias que amontonan personas alejándolas de su entorno.
Interpelar a los hombres para que asuman su cuota de responsabilidad en los cuidados, un cambio crucial para superar la división sexual y racial de los trabajos reproductivos y de cuidados
Esta gran movilización «es una ocasión para socializar el tema, debatir, pensar soluciones, para visibilizar las necesidades de cuidados, el derecho de todas las personas a ser cuidadas y la responsabilidad de implicarse en el cuidado», enfatiza Zubieta. Además, destaca la importancia de interpelar a los hombres para que asuman su cuota de responsabilidad en los cuidados, un cambio crucial para superar la división sexual y racial de los trabajos reproductivos y de cuidados, como también se les interpela en la propia huelga, uniéndose ejerciendo su derecho a la misma y también, por ejemplo, con el ejercicio de piquetes inversos, dando soporte en aquellos cuidados que no pueden parar sin parar el mundo, porque sostienen la vida. Nahia Fernández (ELA) añade que “vivimos en una sociedad en proceso de envejecimiento, por lo que es previsible que los cuidados a la dependencia tengan cada vez mayor presencia en el debate público, ya que es una cuestión que afecta o afectará de forma directa a todas las personas” tal y como se demostró en pandemia, que colocó el foco donde ahora parece nublarse la memoria.
Las activistas entrevistadas coinciden en destacar que, pese a la importancia evidente del éxito de la huelga el 30N, la acción de ese día, es y debe ser, un punto de inflexión de un proceso de transformación social que lleve a una nueva etapa, un medio para catalizar un cambio social profundo y necesario, abogando por un modelo de sociedad que privilegie el bienestar humano sobre el lucro como señala Maddi Isasi: «Estamos pidiendo cambiar el modelo de cómo se gestiona de manera precaria y privatizada los cuidados y cambiar el rumbo que tienen instituciones y empresas privadas». Puedes consultar el acuerdo social consensuado que proponen desde Denon Bizitza Erdigunean AQUÍ.
En esta nueva etapa post 30N el trabajo impulsado por la colaboración entre movimientos feministas y sindicatos debe contagiar al resto de agentes sociales implicados en la gestión de los cuidados, que son todos, y todos son TODOS, de cara a ese nuevo modelo colaborativo basado en el cambio radical en la forma en que la sociedad percibe y valora el cuidado, donde cada sector, cada administración y cada movimiento transformador asuma su responsabilidad.
Arrakasta handia azaroaren 30erako.
Mucho éxito para el 30N.